domingo, 4 de octubre de 2009

La escuela negocio


La escuela rural es la respuesta del Estado para darle identidad a aquellos habitantes que viven en la Argentina profunda. ¿Qué se merecen aquellos Maestros que durante años recorren kilómetros para educar?

¿Por qué ninguna empresa enseña en la frontera de nuestro país?
¿Por qué ninguna escuela privada educa en aquellos lugares inhóspitos?
Probablemente porque la educación en esos lugares, no es rentable. Esto nos sirve para entender cuál es principio que rige una institución que cobra para enseñar.
El negocio.


FE

jueves, 1 de octubre de 2009

Educación Popular

¿Está mal que exista la educación privada?
Si somos democráticos, realmente democráticos, ningún país puede negar la existencia de una educación solventada por particulares, mientras no socave la Identidad Nacional.

En este sentido, tendríamos que responder la siguiente pregunta: ¿La educaciòn privada atenta contra la Identidad Nacional?
Pues, es correcto que todas las escuelas empresas siguen los contenidos curriculares que el Estado determina como obligatorios, tambièn cumplen con el calendario escolar correspondiente, pues nadie puede acusarlos de no cumplir las normas necesarias.
Ahora bien, estas escuelas se encuentran dentro de los marcos regulatorios pero carecen, en su esencia, de lo fundamental para no ir contra la identidad nacional y esto es el propósito para el que Funcionan. Una institución privada por sobre todas las cosas, no busca mejorar el ser social y no busca un proyecto de país para el pueblo, su génesis está en las entrañas del capital y de las posibilidades que este da. El objetivo de la escuela empresa es por sobre todas las cosas, ser un buen negocio. No serán un buen negocio si sus balances contables dan pérdidas y si efectivamente dan pérdidas corremos el riesgo que esa escuela sea cerrada. Entonces, ¿podemos encomendar la educación a una escuela que dependa de sus balances? ¿Esa es la idea de contrucción de la identidad nacional?

Suena más a una identidad privada. Y si la identidad es privada, sólo podrán tener acceso a ella aquellos que puedan pagarla. Nada más lejos de la idea de un país para todos.


Francisco Erostarbe
Maestro de Grado DE 8

viernes, 25 de septiembre de 2009

Nuestra Identidad

En los orígenes de nuestra Patria, hace unos 200 años, ninguno de nuestros próceres se hubiera imaginado que el destino de nuestro país, estaría en manos Privadas.
En este sentido, la Educación, siempre fue pensada como un derecho de los hombres, una responsabilidad del Estado; así lo plasmaron en la constitución de 1853, así estaba en el imaginario de todos.
Cerca del bicentenario, después de 20 décadas, nuestro Estado se ha deslindado de aquel ideario patriótico. La educación, la salud, la vivienda, todo está en manos del libre mercado y bajo la ley de la oferta y la demanda. Estará mejor educado aquel que pueda pagar la mejor escuela. Tendrá salud sólo el que tenga el dinero suficiente para abonar los costosos planes de medicinas privadas.
Nuestra constitución permite la propiedad particular y la acumulación de la misma, a la vez que defiende el derecho a la vida; en este sentido, tal vez estamos frente a una contradicción pues la acumulación de riqueza de los particulares atenta contra el derecho a una vida digna de aquel que no tiene nada. Si el Estado subsidia a los privados para que sostengan sus negocios, ¿no debería ser el Estado quién subsidie también al desamparado?

Para formar una Nación debe existir una identidad y ella sólo puede darse a través de las escuelas, a través de la formación en un sentido patriótico de nuestros habitantes.
Es correcto. Las escuelas fueron cambiando a lo largo del tiempo, acomodándose a la forma ideológica del gobierno imperante.

Escuela mercado, se oía por los pasillos del Congreso de la Nación alrededor de los años noventa, antes de aprobarse la Ley que permitiera el traspaso de las instituciones nacionales a la órbita de las provincias. Fue ese el momento en el cual se generó el espacio para que lo privado avanzara sobre lo público, y casi sin darnos cuenta 15 años después nos encontramos con que es el mercado el que piensa nuestra Argentina, el que provee de identidad nacional.

Si realmente creemos en la democracia, si realmente creemos en la equidad y la justicia, es tiempo de repensar el rol de los guardapolvos blancos, cómo le damos identidad a los hombres de la Argentina de los próximos 50 años.

FE

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